Mi nombre es Silvia, soy española y ahora mismo no estoy pasando por el mejor de los momentos ni económica ni sentimentalmente. Mi marido esta en prisión y mi vida es un caos. Le digo que me considero atea pero respeto la religión. Sin embargo, hace tres días tuve un sueño y quedé marcada. En el sueño estoy yo sola en una especie de nube luminosa, no se distingue ni suelo ni cielo y no me acompaña nadie físicamente. No escucho una voz definida pero siento que habla en mi mente y la escucho con claridad. Esa voz me dice: «Debes de creer en mí, tener fe, yo voy de tu mano» No puedo decirle qué pasó en mí pero el dolor en mi pecho y las lágrimas me inundaron. Me levanté llorando y con el corazón acelerado, desde entonces no puedo dejar de pensar, es tal el sentimiento que he vuelto a creer en Dios. Parecerá una locura pero el sentimiento fue tan profundo en mí que me está afectando emocionalmente. Espero que con su experiencia pueda aunque sea dar su opinión. Muchas gracias de antemano y un saludo.
Silvia, es una experiencia maravillosa que Dios se manifieste en nuestras vidas cuando estamos pasando momentos tormentosos o de grandes dificultades. Yo sé de qué hablas porque hace muchos años viví una experiencia similar que ya he narrado en varias publicaciones. Esa vez, en un momento duro de mi vida en el aspecto familiar y en el económico también, cuando igualmente me sentía sin fuerzas y abandonada, sentí la presencia de la Virgen María y escuché su voz que me dijo: «No estás sola, yo soy tu madre». Al día siguiente, de manera que puedo calificar de milagrosa, resolví la situación que me atormentaba.
En tu caso, tuviste el privilegio de recibir en sueños la comunicación directa de Dios recordándote que no estabas sola y que tomada de su mano podrás superar las dificultades que te rodean. El haber recuperado la fe y estar segura que te acompaña el mejor «guardaespaldas» del universo para protegerte y guiar tus pasos debe llenarte de la fortaleza necesaria para afrontar el momento presente y prepararte para valorar lo bueno que te espera en el futuro.
Como conclusión debes recordar siempre (lo mismo aplica para todas las personas en general) que lo único que no podemos perder nunca es la fe.