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Hay una verdad que para mí es incuestionable. Ya lo dije antes: los sueños son el correo más directo que existe entre Dios y los hombres; aunque dedicaré un capítulo completo a analizar este tema en la Biblia, no puedo dejar de mencionar la enorme utilidad práctica de los sueños para la vida cotidiana de la humanidad. Sus mensajes son la guía para que el ser humano adopte las decisiones más acertadas posibles ante un problema o una situación confusa. Dios ama tanto al hombre que lo provee de este medio para que no transite por el mundo como un ciego en medio del desierto.