“Medium”, una reconocida serie de televisión estadounidense producida por la CBS Paramount Network Televisión y transmitida por los canales NBC y CBS durante siete temporadas entre los años 2005 y 2011, retransmitida actualmente en el canal Universal de la televisión por cable, está basada en la vida de un personaje real, Allison DuBois.
La señora DuBois, dicen, es una controvertida figura que, según ella, posee la habilidad de comunicarse con los muertos. Además, gracias a eso, colabora con las autoridades en investigaciones criminales mediante el aporte de sus poderes síquicos. Algunos escépticos dudan de sus capacidades extrasensoriales ante el fracaso de su cooperación en determinadas investigaciones policiales en las cuales las informaciones que suministró sobre los responsables de varios crímenes fueron incorrectas. Sin embargo, independientemente de la realidad, sus acciones fueron la inspiración para los libretos de los capítulos de la serie anteriormente mencionada.
En síntesis, el personaje protagonista de la obra sueña con situaciones en las cuales, generalmente, alguien comete un crimen. Las imágenes que visualiza durante el sueño, al principio, son incompletas porque la identidad del autor de la fechoría no es perceptible en su totalidad. Después, en la medida en que avanza el capítulo, nuevos sueños le proporcionan las representaciones necesarias para reconocer al delincuente. Mientras tanto la policía y el fiscal de distrito, alertados por sus informaciones, han iniciado las investigaciones de rigor para capturar al malhechor. En ocasiones la película termina sin que el resultado que espera el espectador se produzca. Uno queda con la inquietud de saber si, finalmente, lo encarcelaron o no. Son divertimentos del libretista.
Traigo a colación esta serie de televisión porque algunas personas me han escrito para plantearme interrogantes sobre ella. Una de esas inquietudes, en particular, se refiere a un capítulo en el cual el espíritu de un hombre fallecido induce los sueños de la protagonista para confundirla y hacerle creer que cierta persona es la autora de varios homicidios. Al investigar al incriminado la policía descubre que se trata de un odontólogo quien, al tiempo de cometerse los asesinatos, estaba en cuidados intensivos en un hospital.
Como obra de ficción de la industria del entretenimiento la serie cumple con el objetivo de divertir al televidente. Sin embargo, no es recomendable asumir que, por estar basada en la vida de una persona real, ella es un trasunto de las experiencias de la señora DuBois. Por esa razón aclaro, una vez más, que los sueños son mensajes de Dios para brindarle a sus criaturas humanas la ayuda necesaria para tomar una decisión acertada, enmendar un error, prepararse para un acontecimiento inevitable o evitar un accidente.
Los espíritus de las personas que partieron de este mundo, aunque no hayan sido ejemplos a seguir, no tienen la capacidad de inducir los sueños de nadie para confundirlo y determinarlo a cometer un error. Que aparezcan en los sueños de sus amigos y familiares es un asunto diferente. Además, cuando lo hacen, su intención es ayudar. Nunca perjudicar. Por eso recomiendo a quienes estén inclinados a creer que los hechos expuestos en la televisión son ciertos, que no olviden que se trata simplemente de una creación artística cuya finalidad es distraer mediante la ficción.
Por eso aclaro, de paso, que el ejercicio del don de interpretar los sueños es un asunto serio. Implica una gran responsabilidad y no tiene nada de espectáculo aunque, inevitablemente, despierte expectativas en el público cuando se lleva a cabo por conducto de un medio masivo de comunicación.
En mi opinión, y con fundamento en la experiencia acumulada durante sesenta años, puedo afirmar que no existen escuelas ni institutos que formen racionalmente intérpretes de sueños. No me refiero, obviamente, a quienes desde la ciencia como sicólogos clínicos o sicoanalistas estudian la siquis humana y mediante terapias dirigidas procuran recuperar la salud mental y el equilibrio emocional de sus pacientes. Para estos profesionales los sueños son objeto de estudio y análisis y, desde su punto de vista, una fuente de información para elaborar un diagnóstico.
Los demás, cuya labor consiste en predecir vaguedades a partir de significados preestablecidos, solo practican la adivinación, es decir, se dedican a crear ficción en un sentido negativo porque su finalidad no es entretener sino convencer a otros de la certeza de un hecho cuya realidad solo existe en la mente retorcida del falso intérprete.
CANDY DELGADO